Orientaciones para reducir la ansiedad en los niños (II parte)

Continuamos el especial sobre ansiedad infantil que comenzamos hace ya unos meses con la segunda parte de la lista de orientaciones para los padres que quieren reducir la ansiedad de sus hijos/as:

  • Mantener metas y expectativas realistas y alcanzables para tu hijo/a. No diga que la perfección es esperada o aceptable. Frecuentemente, los niños ansiosos tratan de complacer a los adultos, y tratarán de ser perfectos si creen que eso es lo que se espera de ellos.
  • Tener una rutina consistente, pero flexible para las tareas de la escuela, los quehaceres del hogar y otras actividades. Ayúdales con una buena higiene del sueño. Establece unos horarios para ir a la cama y unas rutinas antes de dormir, tales como leer un cuento. Esto le ayudará a hacer una transición entre las actividades del día y la posición de reposo necesaria para conciliar el sueño.
  • Transmíteles que está bien ser imperfecto. En ocasiones creemos que es necesario que nuestros hijos tengan un gran éxito en los deporte, el colegio y demás actividades que realizan. Pero algunas veces olvidamos que los niños necesitan ser niños, y transmitimos que deben ser los mejores, olvidando que lo importante es disfrutar de aprender. Esto no quiere decir que no les inculquemos el valor del esfuerzo, sino que debemos animar a nuestros hijos a que trabajen duro y a la vez acepten, y aceptar nosotros sus propios errores y dificultades.
  • Aceptar las equivocaciones como una parte normal del crecimiento, y que no se espera que nadie haga todo igualmente bien. Alabar y apoyar el esfuerzo, aunque no espere que haya éxito. No hay nada de malo en reforzar y reconocer el éxito, mientras que no cree expectativas poco realistas y resulte en estándares no razonables.
  • Céntrate en lo positivo. Frecuentemente los niños que sufren ansiedad y estrés pueden perderse en pensamientos negativos y ser muy autocríticos, viendo el vaso medio vacío en lugar de medio lleno y preocupándose en exceso por el futuro. Cuanto más te centres en los atributos buenos de tu hijo y los aspectos positivos de una situación, más le ayudaremos a ser positivo.
  • Si está preocupado/a sobre un suceso que se acerca, practicar con él o ella frecuentemente para aumentar su confianza y disminuir su inseguridad. El objetivo debe ser llevar la ansiedad a un nivel manejable.
  • Animar a tu hijo/a a hacer una lista de “cosas que salieron bien hoy” al final del día. Esto ayuda a aquellos niños propensos a la ansiedad a que desarrollen un estilo cognitivo optimista, fomentando que sean capaces de fijar su atención en lo positivo, así como valorar sus éxitos diarios.
  • Planifica actividades relajantes. Los niños necesitan tiempo para relajarse y ser niños. Por desgracia, a veces incluso actividades divertidas, como los deportes, pueden llegar a estar más enfocadas en el éxito que en la diversión. En cambio, es importante asegurarse de que tu hijo juega para pasarlo bien. Puedes introducir momentos de ocio, en los que jugar con el único objetivo de pasar un rato agradable y divertido. Practica ejercicios de relajación con tus hijos. A veces algunos ejercicios muy básicos de relajación son útiles para ayudar a tu hijo/a a que reduzca su ansiedad. Coge sus manos y mirándoos a los ojos, respirad despacio profundamente a la vez. También puedes ayudarle a imaginar un sitio que sea agradable para él o ella, así con los ojos cerrados podéis pasear juntos por la playa o el bosque.
  • Enseñar a tu hijo/a estrategias simples para ayudarle a combatir con la ansiedad, como organizar sus materiales y su tiempo, escribir pequeños guiones sobre qué hacer y decir cuando la ansiedad aumente, ya sea en voz alta o para sí mismo, y aprender a relajarse bajo condiciones de estrés. Practicar situaciones, como hacer discursos hasta que se alcance un nivel de comodidad, puede ser una actividad que reduzca la ansiedad.
  • Poner atención y hablar con tu hijo/a regularmente, y evitar ser crítico. Ser crítico puede aumentar la presión para ser perfecto, lo que puede estar contribuyendo al problema en primer lugar. Ayúdale con la resolución de problemas. Una vez hayas validado las emociones y demostrado que entiendes lo que está sintiendo y hayas escuchado lo que tiene que decir, puedes ayudarle a solucionar los problemas. Esto no quiere decir que seas tú el que lo solucione. Significa ayudar a tu hijo/a a identificar posibles soluciones. Si tu hijo/a puede generarlas solo, estupendo. Si no es así, no pasa nada, puedes darle algunas ideas y que escoja la que piense que puede ser mejor.
  • En algún momento tu hijo/a podría darse cuenta de que su ansiedad no tiene sentido, pero puede ser incapaz de actuar sin ayuda. Fomenta que exprese sus miedos. Si tu hijo/a te dice que está preocupado o asustado, no le digas “no lo estás” o “no seas cobarde”. Por el contrario, es recomendable que le des valor a la experiencia de tu hijo/a diciéndole “sí, parece que estás asustado/a, ¿qué te preocupa?” y dialoga con tu hijo/a acerca de sus emociones y miedos.

Más información sobre ansiedad en niños y niñas en nuestro gabinete de psicología en Valencia.