¿Qué es y cómo funciona la mediación familiar?

La familia es el primer grupo al cual pertenecemos, en el que aprendemos a expresarnos y desarrollamos la capacidad para comunicarnos. En el seno familiar, normalmente, nos sentimos seguros y queridos, podemos ser espontáneos sin miedo a ser rechazados… en definitiva, es el lugar donde podemos sentirnos en libertad para decir lo que pensamos y sentimos.

Las relaciones familiares, con todo, hay que cuidarlas. Es normal que haya desavenencias y diferencias, sobre todo cuando las familias pasan por momentos de crisis, en el sentido de que se produzcan cambios que requieran la adaptación a nuevas realidades.

La convivencia es complicada y difícil, cada miembro de la estructura familiar, tiene su forma de ser, de comportarse, de manifestarse y de pensar. Y además, a lo largo de la evolución de la historia familiar, se producen cambios que fragmentan o distorsionan la rutina familiar, de modo que hay que normalizar el que asomen nuevos miembros o a prescindir de ellos o a contextos desconocidos que nos desequilibran.

Una comunicación abierta proporciona un ambiente familiar efectivo y positivo, así como también ayuda en la gestión y resolución de conflictos familiares. Y aun en estos casos en los que las familias tienen este tipo de comunicación hay un gran número de problemas que tienen que afrontar en algún momento de su historia familiar: paro, separaciones, problemas de comunicación con los hijos y/o con la pareja, la familia extensa, etc; problemas frecuentes en una gran parte de familias aunque, cada una como estructura y cada miembro de la misma, tiene su peculiar manera de afrontar las situaciones planteadas.

El conflicto es natural en cualquier relación humana y puede ser un elemento que nos ayude a reforzar y fortalecer las relaciones familiares. Debemos aprender a gestionarlo, a saber que de él se derivan también aprendizajes y experiencias.

En contextos difíciles donde las partes confrontadas son parte de una misma familia no deberían existir ni vencedores ni vencidos. En dichas ocasiones es necesario demostrar a las familias que poseen posibilidades para restablecer relaciones más factibles y productivas.

La Mediación Familiar parte de la condición de que cada familia sabe por qué ha llegado a la situación de conflicto en la que se encuentran y qué tiene que poner cada uno de su parte si quieren superar ese bache.

La mediación familiar es lo que da pie para que esa comunicación surja, porque pretende facilitar que las diferentes personas que forman parte de una estructura familiar descubran las posibles soluciones por ellas mismas de un modo dialogado. La mediación familiar nos brinda la oportunidad, al ser la familia un sistema, de que todos nos consideremos gratificados tras un conflicto, así como nos ayudará a seguir creciendo como personas y nos permitirá crecer en la estructura familiar.

La persona mediadora actúa como facilitadora para que fluya la comunicación entre las partes en conflicto. Es un/a profesional formado en técnicas específicas de comunicación que crea un clima de confianza necesario para que las personas se sienten a hablar libremente. El trabajo de la persona mediadora será asistir a la familia en conflicto, ayudando a que puedan volver a sentirse capaces de tomar sus propias decisiones disponiendo de sus propios recursos.

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